Emoción + Creencia = emoción x 2

¿Cuantas veces en la vida has sentido envidia? ¿Y en cuantas de ellas te has apresurado a añadirle la etiqueta de “envidia sana”? Las emociones no son sanas o insanas, lo que es beneficioso para nuestra salud emocional, es reconocerlas, aceptarlas y decidir qué hacemos con ellas.

Por lo tanto, la envidia es envidia se mire como se mire, y si en algún momento de tu vida la sientes y comienzas a pensar que no la deberías sentir porqué es mala y tú no eres tan mala persona como para sentirla y bla, bla, bla… Entonces sentirás envidia y culpa.

¿Has visto qué fácil que se pueden multiplicar les emociones?

Las personas no podemos decidir cómo nos sentimos y es necesario que lo reconozcamos y que lo aceptemos. Todas las emociones forman parte de nosotros y por lo tanto, acogerlas es aceptarnos con todo aquello que nos gusta y también con lo que no.

Lo que sí que podemos hacer y está en nuestras manos, son tres cosas:

1. Trabajar sobre les nuestras creencias y pensamientos, ya que las emociones se alimentan de ellas.

2. Reconocer las emociones que sentimos, justo en el momento en el que las sentimos, aceptarlas y decidir cómo queremos gestionarlas: meditación, deporte, arte, escritura, conversaciones pendientes…

3. Ejercer autocontrol. Es decir, que todo aquello que hagamos, no hagamos, digamos o callemos lo decida nuestra voluntad y no dejemos que se apoderen de ello nuestras emociones. Por lo tanto, conseguir tener conductas “utiléticas”(*) que nos beneficien y nos potencien.

Todo ello requiere un trabajo de auto observación y de entrenamiento importante. Un tiempo y un esfuerzo, que sólo decidiremos invertir si vemos beneficios. ¿Lo queréis probar?

(*) “utilética” es un término que no existe. Me lo inventé para referirme a la conducta o a la comunicación. Para mí la comunicación “utilética” es aquella que es útil y por lo tanto contribuye a nuestros objetivos, y es ética y por lo tanto está alineada con nuestros valores. Dado que la utilidad y los valores son personales, solo nosotros mismos podremos determinar si una comunicación ha sido “utilética” o no.

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